Nuestra voz que usamos para hablar, comunicarnos o para cantar revela muchas cosas, no sólo el significado de las palabras que pronunciamos, si no que lleva implícita toda nuestro mundo emocional. Aunque no seamos conscientes de que cuando hablamos o cantamos mandamos diferentes mensajes, uno con la palabra y el otro mensaje vinculado a las emociones que portan la voz: la emoción sale en voz alta.
Lo vivido, las experiencias, traumas, problemas, frustraciones, miedos, inseguridades… pueden dejar su impronta en la calidad de nuestra voz.
La voz del corazón significa COHERENCIA. Cuando somos capaces de expresar lo que somos, liberar emociones atascadas, dar espacio a la voz para que exprese lo que no pudo en su momento, nos sentimos más libres, plenos, felices y con energía para afrontar nuevos retos. Cuando nuestra voz manifiesta quienes somos desde un lugar en el que nuestra mente y nuestras emociones están alineadas con el pensar, el sentir, los anhelos y los hechos, las emociones reales, todo ello se manifiesta de modo audible a través de una voz poderosa.
Llegar a unir la expresión emocional con las palabras es un trabajo que vale la pena emprender. Cuando nos sentimos enfadados seguramente en el canto quedará reflejado, lo mismo sucede cuando estamos alegres, tristes, eufóricos. Junto a la personalidad de la voz tenemos una actitud, una expresión que genera en quienes nos están escuchando, una reacción, identificación o juicio.
Los expertos en la materia consideran que la verdadera ‘forma’ de la palabra no se basa únicamente en el significado sino en la esencia con la que está cargada emocionalmente. La verdadera intención con la que se dice es muy importante para nosotros mismos y para el interlocutor.
Si prestas atención a una persona que está cantando con el alma podrás SENTIR si te está diciendo su verdad o está representando un papel. Si las palabras pronunciadas te aburren o te trasmiten un sentimiento, si te dan fuerza o te hacen sentir bien, dependerá de la conexión de la voz con el alma del cantor .
Cada palabra pronunciada está conectada con algo más profundo que un significado. Desde el alma surge una especie de magia que transforma y conmueve.
Llegar a trasmitir lo que sentimos no es un gran secreto. Puede que cuando eramos pequeños y aprendimos a hablar nos inculcaron que era más importante lo que se decía y no la forma en que se decía. Muchas personas han tenido que callar muchas cosas de su historia personal.
La verdadera alma de las palabras se llama emoción, decir palabras sin sentirlas se pueden volver una acumulación de sonidos y ruidos, que nos desconectan de lo que en verdad somos. Podemos decir que una palabra vacía es como una persona sin su corazón, lo fundamental cuando hablamos o cantamos es nutrir a las palabras de espíritu, de vida propia.
Esto es aplicable para muchas situaciones comunicativas: Desde la comunicación con la familia, los padres, la pareja, los hijos, en el entorno familiar, como por supuesto, en un entorno laboral, en el cual, la comunicación ha de estar teñida de confianza, seguridad, persuasión, incluso seducción.
La voz del corazón es el poder del alma.
Cortesia de www.cantoterapia.wordpress.com
Eduardo Sandoval
Master Couch en PNL Avanzada e Hipnosis
Comunicador Social y MusicoEducador
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